En los últimos años, la violencia y el acoso laboral han emergido como problemas graves dentro del entorno profesional en España. A pesar de los esfuerzos legislativos, las estadísticas siguen reflejando una situación preocupante que exige atención inmediata.
Es un tema que, en muchas empresas, no se impone como prioritario en sus agendas por varios motivos. Uno de ellos, suele ser porque no se ha dado ninguna situación de estas características hasta el momento y no se ve como una medida importante a tener en cuenta. Otros motivos se ven empañados por el desconocimiento y la desinformación al considerar que hablar de acoso o violencia laboral es abrir una caja de Pandora. Bajo esta premisa, creen que ofrecer estas herramientas puede favorecer la aparición de casos. Sin embargo, es más bien todo lo contrario, de lo que se trata es de anticiparse a ellos.
El “Protocolo de Acoso Laboral”, que se ha vuelto obligatorio para todas las empresas, busca establecer un marco claro para la resolución de conflictos. Este protocolo incluye la creación de comisiones que se encargarán de investigar lo sucedido, mediar en el conflicto para llegar a una solución y evitar, en la medida de las posibilidades, interponer una denuncia. De esta forma, se garantizaría un ambiente seguro para todos los empleados. Además, se ha observado que las empresas que implementan sistemas efectivos de monitoreo y prevención han logrado reducir los incidentes de violencia y acoso en un 35% durante el primer año desde su implementación. Esto subraya la importancia de contar con políticas claras y accesibles para prevenir este tipo de comportamientos nocivos.
Hay que tener en cuenta que la violencia y el acoso laboral no solo afectan a la salud mental y emocional de los trabajadores, sino que también tiene un impacto significativo en la productividad y el ambiente laboral. Desgraciadamente, hay un índice muy bajo de denuncias en España por acoso o violencia laboral, cuando se están dando muchos más casos reales. Pero en las víctimas hay miedo y estigma a la hora de hacer valer sus derechos. Y en la mayoría de casos desconocen, tanto ella como el empresario, qué procedimiento seguir.
Uno de los principales problemas es establecer qué es acoso, porque en muchos casos o se confunde con otro comportamiento o no se es consciente de la gravedad del mismo. Según recoge la Revista de Jurisprudencia Laboral perteneciente al Gobierno de España, en un artículo del Magistrado del Tribunal Supremo, D. Antonio Sempere Navarro, “el Código Penal exige varios requisitos para que exista el acoso laboral (art. 173 Código Penal): 1º) Actos hostiles o humillantes. 2º) Conducta reiterada. 3º) Comportamiento asociado a una relación laboral o de servicio funcionarial”. Pero ante las posibles dudas que puedan surgir, siempre es recomendable acudir al servicio de prevención para conocer si estamos ante un caso de estas características y cómo proceder. Es crucial que tanto empleadores como empleados se eduquen sobre sus derechos y responsabilidades para combatir esta problemática.
Las empresas están obligadas a tener el “Protocolo de Acoso” y a difundirlo entre todo su equipo. Pero, además, de forma previa, también disponen de otra herramienta como es la evaluación de riesgos laborales, según lo establecido en el artículo 16 de la Ley de PRL 31/95. Dentro de los riesgos laborales se incluyen los de carácter psicosocial que sirven para evaluar, entre otros factores, el estrés o la violencia laboral. De esta forma, se mejora las condiciones de trabajo contribuyendo a un entorno más saludable. Desde Prevenvital facilitamos este Protocolo y realizamos la evaluación de riesgos psicosociales ateniéndonos a la premisa de formar e informar. Por tal motivo, todos los trabajadores y la Dirección de la empresa deben dejar constancia por escrito haber recibido dicha documentación. En este registro, se comprometen a no tolerar ningún tipo de violencia laboral, asignar responsabilidades, o a liderar y apoyar medidas preventivas, entre otros.
Es necesario, y por ello, creemos firmemente desde Prevenvital, que hay que seguir promoviendo una cultura laboral donde el respeto y la dignidad sean prioritarios. La violencia y el acoso laboral no tienen cabida en nuestro entorno profesional, y es responsabilidad de todos trabajar juntos para erradicarlos.